Por Juan Tomás Valenzuela
Una arqueóloga criolla
que anda detrás de Cleopatra,
auspiciada por CONATRA
y por Nelson de la Olla,
halló en las ruinas de Troya
dos féretros nuevecitos,
en un hallazgo fortuito
en el valle de los muertos,
por ese vasto desierto
del cual nacen tantos mitos.
La joven profesional
con 15 años de experiencia,
busca con toda insistencia,
precisamente el lugar
donde pudiera encontrar
la tumba de aquesta reina,
y hace décadas que peina
todas las riunas de Egipto,
por donde vive un proscripto
que anda con cédula armenia.
Rebuscando tó los “joyos”
que hay en esa antigua tierra,
con pala, una motosierra
y jarta de picapollo,
este increíble pimpollo
experta en arqueología,
no se si son cosas mías
o alguien más aquí me apoya,
pero si es buscando joyas,
le tengo una chulería.
Hay una momia viviente
que es oriunda de Quisqueya,
que se fue sin dejar huellas…
tan solo un feo expediente.
Se dice que fue pariente
de un socio de este gobierno,
qué pasó al descanso eterno
de forma muy peculiar
y nadie a podido hallar
donde enterraron sus cuernos.
La arqueóloga Kathleen Martínez
(Pariente creo, del enólogo),
debía asociarse a un astrólogo
y a dos o tres sayayines,
a ver si en eso confines
del gran desierto oriental,
halla el cuerpo del fatal
que falleció extrañamente,
sin que hasta hoy, ningún pariente
lo haya podido encontrar.
Sería un hallazgo valioso
para los fines históricos
si de éste fantasmagórico
y su entierro tenebroso,
se hace un sondeo acucioso
para ver si es por Egipto,
que se enterró este interdicto
y quien fue que lo ayudó,
si fue el ungido de Dios,
o fue el papa Benedicto.
Juan de los Palotes
16 diciembre 2018